lunes, 7 de mayo de 2012

Y nos pasamos el día pensando en comida.

Que hoy parece que todo se considera arte. En la pintura lo mismo da unas latas de tomate llenas de heces (que no es que me lo esté inventando, que esta obra se ha vendido por miles de euros) hasta los garabatos de un niño de tres años (que personalmente, me parece, al menos, entrañable). En escritura más de lo mismo señores. Que un señor escribe sobre cómo se le maceran las tortitas, original, hombre claro. Lo peor es que esto no es nuevo. Que no es cosa de intentar ser modernos o algo así. Que hace cientos de años ya hubo un coleguita (William Carlos William) que escribió lo siguiente: "te escribo sólo para decirte que me he comido las ciruelas que probablemente estabas guardando para el desayuno. Perdóname, estaban deliciosas, tan dulces tan frías". Y yo hubiera dicho que era un simple "posit" que le había dejado el hombre a su querida en la puerta de la nevera, pero no, resulta que es un poema magistral que despierta los sentidos y la imaginación o yo no sé qué leches. Total, que por aparentar que entendemos más de pintura, de escritura, parece que entre latas de tomate, ciruelas y tortitas, perdemos el respeto a la verdadera creatividad, al esfuerzo, al verdadero ARTE.

Eso sí, es verdad que hay que aprender a mirar todo desde un punto de vista nuevo, como dijo el escritor de Generación Nocilla, y ver una fuente de inspiración en un objeto tan cotidiano como puede ser un vaso.

1 comentario:

  1. Sencillo, pero claro, directo. Y encima, he de darte la razón ^_^.

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