lunes, 27 de febrero de 2012

Entierro mañanero

La hora del funeral había llegado. 8:00a.m., la hora de desayunar. Había cierta neblina en el ambiente, que recubría el cuerpo de la difunta, una niebla blanquecina, de color lechoso. La fosa ya estaba abierta, recordando a las fauces de una bestia expectante. El enterrador estaba preparado. Colocó el ataúd color negro intenso, chocolate, dentro de la oscura cavidad,y así concluyó el entierro de la galleta.

1 comentario:

  1. Curioso micro-relato, al leerlo pensaba que sería una persona o ¡quizás un monstruo! pero nunca imaginé que fuera ¡una galleta!
    Definitivamente me ha gustado :)

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